Hay un término en economía que es el coste de oportunidad y su definición se puede resumir en el coste de aquello a lo que renunciamos por elegir otra opción.
Siempre que la vida nos pone a prueba y tenemos que elegir se produce un coste de oportunidad. Cuando elegimos de forma correcta el coste de oportunidad es bajo, pero en ocasiones nos damos cuenta que hemos perdido en la elección y el coste de oportunidad es mayor que el valor que aporta la opción elegida.
Todo este rollo de economía viene a raíz de una entrevista que tuve con un vendedor la semana pasada. Le habían recomendado que hablara con nosotros para vender su casa. Le expliqué la situación del mercado inmobiliario, también el plan de marketing y la inversión que haríamos para promocionar su casa, y que si nos contrataba tendría una persona de confianza que velaría por sus intereses en la venta de su propiedad. Le expliqué también que trabajamos en exclusiva, porque nos gusta comprometernos con nuestros clientes.
Al terminar mi exposición, el cliente me confesó que le gustaba mucho lo que le ofrecía, pero no podía trabajar conmigo porque ya ha encargado la venta de su propiedad a varias inmobiliarias. En el pasado había trabajado en sectores afines al inmobiliario y por compromiso les había dejado la venta de la vivienda sin exclusiva, y sin nadie
que tire del carro y se haga responsable de lo bueno o lo malo de la gestión de venta.
En este caso, el compromiso de encargar la gestión le ha hecho perder un servicio para la venta de su casa que le parecía mejor de lo que tenía hasta ahora. Al finalizar nuestra entrevista sólo me quedó desearle suerte con la venta de su casa y estar a su disposición si la decisión tomada no es la acertada.