Agradecidos y orgullosos

He de reconocer que cuando comencé a escribir este post me invadían sentimientos negativos: enfado, decepción e indignación. A medida que lo he ido redactando he intentado entender por qué las personas a veces actuamos de forma tan mezquina y miserable…. quiero pensar que es por miedo.

Por miedo a este p*to virus, a enfermar, a perder a nuestros seres queridos…..

Hace un par de días leí una noticia en la que se informaba que el coche de una sanitaria de Barcelona había aparecido, en el garaje de su comunidad, con pintadas y una rueda pinchada. Esto es la gota que colma el vaso, que ya estaba bastante lleno, con la cantidad de notas anónimas aparecidas en los ascensores de media España, invitando a los trabajadores que no pueden quedarse en casa a buscar una nueva residencia.

Este artículo nació con la idea de criticar, pero ha madurado según lo escribía, porque de nada sirve echar más leña al fuego.

Quedaros con que la mayoría de nosotros estamos agradecidos y muy orgullosos de todos vosotros, de los que no podéis quedaros en casa, y salís cada día de casa para cuidarnos, para sanarnos, para velar por nuestra seguridad, para abastecernos…….

No dejéis que unos pocos hagan mas ruido que nuestros aplausos. Y perdonadlos, pues seguramente actúan movidos por el miedo.

Hermandad y fraternidad

No se muy bien por qué, pero aquellas personas que cargan juntas un paso de Semana Santa, tienen un vínculo especial. Quizás sufrir juntos y caminar con una misma meta cree lazos.

Las primeras cofradías, fundadas a principios de Siglo XI, fueron asociaciones gremiales. Agrupaban sectores profesionales, se protegían, se ayudaban, y compartían juntos momentos importantes, entre ellos, los religiosos.

Los hermanos de paso tenemos (me incluyo) un sentimiento especial por nuestros hermanos de carga. Compartimos no sólo desfile procesional, también alegrías y penas, nos apoyamos y cuidamos los unos de los otros.

Estamos viviendo momentos duros y llenos de incertidumbre. En medio de un estado de alarma, provocado por el p*** coronavirus, las personas estamos sacando lo mejor de nosotros. Están aflorando sentimientos de hermanamiento desde los balcones, estamos reflexionando, nos estamos conociendo a nosotros mismos. Fruto de ese conocimiento nos damos cuenta que éramos felices, y que lo material no es tan importante como pensábamos.

Casi a diario vemos y leemos noticias solidarias, cada uno aportando su granito de arena a la causa, en la medida de sus posibilidades, arrimando el hombro, como los hermanos de carga. Cada uno aporta lo que puede: sus conocimientos, su tiempo, su dinero…..

Sólo espero que el alto precio que estamos pagando como sociedad sirva al menos para que seamos más humanos y mejores personas. Que no se nos olvide esto a las primeras de cambio.

Caminamos juntos, sufrimos juntos.