Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia……. Todas las grandes ciudades están sufriendo el cierre de tiendas de grandes marcas en las principales calles comerciales.
El último ejemplo lo podemos ver en Barcelona, donde en el Paseo de Gracia, la milla de oro de esta ciudad, cierra su tienda insignia Desigual, y de donde ya han salido marcas como NBA, Nespresso, Oysho y Springfield.
Y si esto pasa en las grandes ciudades, imagínate en las pequeñas. En Zamora lo llevamos viendo años. Santa Clara y San Torcuato, las principales calles comerciales de la ciudad, acumulan locales cerrados, esperando que un nuevo proyecto cargado de ilusión se instale tras sus escaparates.
Las grandes marcas están tratando de reducir los costes que suponen las tiendas retail: rentas, seguros, salarios, seguridad social, luz, etc.
Llevan años educándonos hacia el comercio electrónico. Desde la comodidad de nuestro hogar hemos comenzado a consumir digitalmente, nos hemos acostumbrado, hasta el punto que las marcas pueden comenzar a prescindir de tiendas físicas.
Pero no quiero hablar de grandes marcas, me interesa el pequeño comercio, el regentado por los vecinos de las ciudades pequeñas y de los barrios de las grandes urbes.
Estos negocios son el sustento de muchas familias, y sin duda son una parte importante de nuestro tejido empresarial. Al comprar online a grandes marcas, estamos matando poco a poco esta red de comercios locales, comercios que, a diferencia de las grandes marcas que venden online, pueden generar riqueza y puestos de trabajo locales, que beneficien a toda la sociedad.
Me hace mucha gracia ver como muchas personas se indignan por el cierre de locales comerciales de las grandes marcas, cuando están comprando online o incluso en esas mismas marcas en tiendas fuera de la localidad.
Tenemos que ser coherentes, y si consumimos fuera de nuestra zona no podemos esperar que el comercio se mantenga a flote para cuando nosotros tengamos una necesidad, ni exigirles creación de empleo. Si no cuidamos nosotros del comercio, nadie lo hará.
Nada me gustaría más que esta entrada remueva conciencias, y que cada uno, por poquito que sea, cambiáramos los hábitos de consumo, comprando en la frutería del barrio, en los comercios y negocios de tus amigos y conocidos, dejando de lado la compra electrónica y en otras localidades cercanas.
No me gustaría terminar sin llamar la atención también a los comerciantes: No podemos quejarnos y no hacer nada. El comercio online está ahí, y ofrece cosas interesantes a los consumidores. Puedes ser reactivo y simplemente quejarte, o proactivo y competir con sus mismas armas e incluso mejorándolas.
Si, mejorándolas. ¿Acaso ningún comerciante retail ha pensado en servir los pedidos recibidos por redes sociales en el mismo día en el domicilio o en el trabajo del cliente, y ofrecer devolución gratuita al igual que las grandes marcas?
Pongámoslo fácil a los consumidores, compitamos con las mismas armas que las grandes marcas, donde además nosotros podemos ser más ágiles y ganarles en plazos de entrega.